La Quincena Fantasma, Comisión de Educación



LA QUINCENA FANTASMA: Otra incoherencia más

Llevo trabajando como maestra desde el año 1997 como especialista de educación musical. Además de dar música a 350 niños, en sesiones semanales de 45 minutos y con grupos de 25 alumnos, doy lengua y matemáticas en 2º de primaria; otros 25 alumnos más entre los que se encuentran dos niños con Necesidades Educativas Especiales, y aunque para mi cada niño y niña es especial, conlleva una serie de adaptaciones que suponen mayor esfuerzo y tiempo.
Por suerte en todos estos años no he tenido que faltar a mi puesto de trabajo, solo en contadas ocasiones. Ahora por motivos de salud, he necesitado un baja de más días.
Los 4 primeros días de baja dejo de cobrar el 50% de mi sueldo, a partir del 5º día me quitan de mi sueldo el 25%. A partir del vigésimo primero empiezo a cobrar el 100%. Triste retroceso después de tantos años de trabajo de sindicatos y otros colectivos de profesores, estudiantes y familias para conseguir derechos fundamentales.
No tenemos derecho a ponernos enfermos. Bueno en realidad sólo podemos ponernos enfermos 4 días al año. Y si al menos realizarán la sustitución inmediatamente la causa estaría un poco justificada, que tampoco pero al menos nos quedaríamos más tranquilos.
Contrariamente, los primeros quince días, mínimo, no cubren las bajas. Es aquí cuando nos encontramos en esa fatídica “quincena fantasma” que se repite diariamente en muchos centros educativos y que tiene una repercusión, no solo en el propio centro sino en el sistema educativo y, lo más grave, en nuestros alumnos y alumnas.
Me detengo aquí para decir que, a pesar de los rumores que intentan desprestigiar nuestra labor, en todos estos años me he encontrado con cientos de casos de compañeros que han ido a trabajar enfermos, incluso cuando no nos quitaban dinero. Quiero decir que, frente a un cero coma… por ciento de compañeros que puedan abusar de esta situación, hay un noventa y tantos por ciento que no lo hace y que hace esfuerzos por no faltar a su puesto de trabajo.
Es importante detenernos en sus aspectos importantes, para que la sociedad tome conciencia de ello y porque influye en el tema que nos ocupa:
  • Por un lado, los horarios escolares de las maestras están al máximo de sus posibilidades, vamos de un aula a otro sin parar, nos reunimos en la hora de la exclusiva que no da para mucho, vamos antes a trabajar o nos quedamos después. Y lo que no es consciente la sociedad es que para que todo el engranaje funcione, tenemos que programar, evaluar, elaborar materiales, formarnos y hacer toda la burocracia que nos piden, fuera del horario escolar.
  • Por otro lado, nuestra salud, a todos los niveles, influye en nuestra labor y es básico para educar, también a todos los niveles, a nuestros niños y niñas. Si vivimos estresados, descontentos, vamos enfermos a las aulas, etc. Los primeros en sufrir las consecuencias serán nuestros alumnos y alumnas.
Tantos días sin un docente y más cuando hay niños con Necesidades Educativas especiales, repercute negativamente en el desarrollo de la programación, en el desarrollo de nuestros alumnos y en su bienestar.
Tengo la suerte, que no siempre es así, de trabajar en un centro muy bien organizado, con un proyecto educativo innovador y de calidad, con un Equipo Directivo comprometido con dicho proyecto y con la mejora de la Educación Pública y con unos compañeros que se esfuerzan al máximo en todos los sentidos (aprovecho estas líneas para darles las gracias). Este tipo de centros requieren de un mayor esfuerzo a todos los niveles, un mayor compromiso y una actitud positiva, crítica y de mejorar día a día.
Intentar armonizar lo que consideramos que es una enseñanza de calidad, con las formas de proceder de las Administraciones Públicas, los cambios de Leyes Educativas y las incoherencia del Sistema Educativo, entre ellas por las que manifiesto en esta carta, es tarea complicada. A pesar de la buena voluntad de mis compañeros para sustituirme, la realidad es que para ello tienen que dejar de hacer su trabajo, y en muchos casos dificulta y empeora la atención a los niños con Necesidades Educativas Especiales. Así mismo, cuando se trata de mi especialidad, importante para el desarrollo del ser humano, de su empatía, creatividad o la solidaridad, el área de música queda desierta.
Tampoco me voy a adentrar pero sí mencionar que hay sustituciones pendientes desde finales del curso que no son cubiertas en el inicio del siguiente curso, que se cubren tarde las plantillas y la asignación de destinos… Y tampoco me adentraré pero si mencionaré la pérdida de empleo en el sector educativo.

En el primer claustro del año, hicimos una dinámica de presentación ya que cada año hay bastante personal nuevo. La actividad consistía en pasarnos un ovillo de lana que íbamos sujetando a la vez que nos presentábamos. Era una forma de representar nuestra unión en un proyecto común. Yo lo viví como la conciencia de que somos pilares de un sistema y que cualquier movimiento de las personas que allí estábamos influía en los otros. Cuando alguno de esos pilares desaparece, uno puede hacer el esfuerzo de poner la otra mano, el pie, la cabeza, el cuerpo entero incluso para sustentarlo. Pero cuando varios pilares desaparecen, corre el riesgo de que el edificio se venga abajo.
Amo mi trabajo y soy consciente de mis capacidades y de lo que aún me queda por mejorar. Soy consciente también de lo que es necesario mejorar en nuestro Sistema Educativo para formar futuros seres humanos críticos, responsables y comprometidos con los otros y con el planeta. Ante esta situación no puedo por menos que denunciar las incoherencias del sistema y denunciar la política de recortes existente hoy en día en la educación, la sanidad o lo social.
Desde el recogimiento que supone estar enfermo, pido a los lectores que tomen conciencia de esta situación y hagan lo posible, desde sus lugares en la vida, de reivindicar la mejora de la calidad educativa o al menos dedicar un tiempo para reflexionar sobre ello.
Está claro que lo expuesto repercute en la calidad de la educación y convierte en precario el sistema educativo. Esta situación va en contra de los derechos fundamentales de los niños y niñas, del profesorado y de las familias.
Debemos reclamar que esta “Quincena Fantasma” se convierta en una quincena con nombres y apellidos, que supla y se convierta en un pilar temporal de este edificio, tan importante en nuestra sociedad.
Por una educación pública y de calidad, para todas y todos. Por el reconocimiento a la labor docente y a los maestros. De nosotros depende, en gran medida, el futuro de nuestros niños y niñas.
María Jesús Sanz Anaya
Diciembre 2016


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Artículo de la Comisión de Educación en Leganés


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